La casa principal fue un “puesto” del primer establecimiento de los Girado. No le falta nada al “cuadro” de la casa. Su paisaje evoca un cuadro de Molina Campos: el palenque, el molino, la matera, el viejo palomar devenido en herraría, el enorme galpón de frente de ladrillo y tablones de madera, al que el tiempo le fue dando su personalidad. Típicamente de los tiempos coloniales, las dependencias de la casa se encuentran en diferentes edificios de una planta, protegidos por la sombra de grandes arboledas. - Casa de Huéspedes: La casa conserva su estructura original, de varias salas conectadas con puertas, galería de ambos lados invitan a sentarse y dejar que la vista se pierda en el horizonte. Fue el hogar de Margarita y su familia, y hoy reciclada con una suite y dos departamentos con dos habitaciones y un baño. - Casa de Campo: Otra galería viste su fachada y da acceso a la sala de estar, comedor y cocina.

Cuenta además con otra habitación de alojamiento con baño privado; un amplio hogar, múltiples sillones acogedores para reuniones, esparcimiento y lectura; un comedor íntimo desde donde se accede a la cava y que tiene como protagonista a un antiguo mueble despensero. Por último una cocina bien de campo, con su inmensa campana, abierta a quien le gusta estar entre ollas y cucharas. Durante la estadía se puede disfrutar de la vida de campo, andar a caballo, explorar los caminos aledaños en bicicleta, participar a las actividades rurales, relajarse en la pileta, pasar la tarde en la hamaca paraguaya y caminar por la orilla de la laguna. Merece también la visita el centro de Chascomús, que se encuentra a solo 15 km del casco, donde las casas históricas típicamente coloniales y los museos guardan los secretos de la gesta de aquellas primeras familias pobladoras de Chascomús y por supuesto de los Girado.